Los gorilas fueron descubiertos por el sangriento explorador Paul du Chaillu en 1863. Desde ese momento, los pacíficos y tímidos homínidos selváticos se transformaron en monstruos feroces y aterradores para el imaginario literario. Autores como R. M. Ballantyne, H. G. Wells, Gaston Leroux, H. Rider Haggard o Edgar R. Burroughs explotaron hasta el hartazgo el equívoco en favor de la aventura. Procedimiento que absorbió, rápidamente, la cultura popular en todas sus variantes (literatura, historieta, cine, publicidad, etc.). Pero fue, sobre todo, en la literatura pulp donde el gorila tuvo mayor protagonismo, encumbrándose como el epítome perfecto de la bestia bruta y destructora, antítesis de la evolución humana. La novela que reproducimos facsimilarmente resume, a la perfección, esa vieja fascinación.
Kinko, rey de los gorilas se imprimió en la revista Pucky en el número 453, el 3 de junio de 1932, y se extendió hasta el número 464 del 19 de agosto del mismo año. Originalmente se publicó en la revista The Ranger, con el título: Kinko, King of the apes!, en solo dos números consecutivos, el 33 y 34, desde el 26 de septiembre hasta el 3 de octubre de 1931.
