En abril de 1994, el doctor Kuston, junto a seis tripulantes, partió de la Tierra para desentrañar los misterios del sistema solar. Su itinerario lo condujo a las órbitas y superficies de planetas y lunas vecinas. El vehículo que produjo este milagro técnico fue conocido como El Interplanetario Atómico.
De haber sido verdadera, esa noticia pude haber ocupado los titulares informativos de los periódicos de fines del siglo XX. Pero se trató, en realidad, del inicio de una novela publicada en 1945. Su autor, Jorge Alberto Duclout, mente inquieta y brillante, vivió obsesionado por el futuro y por el más allá. Esta obra fue el primer intento de escribir ciencia ficción dura en nuestro país. Por su originalidad, enfoque y calidad es considerada uno de los ejemplos más relevantes de este género literario publicado en la Argentina.
